Después de años sin modificar su icónica “G”, Google ha introducido un cambio visual sutil: los bloques de color planos desaparecen y dan paso a un degradado suave, casi imperceptible. Para muchos puede parecer un ajuste estético sin importancia, pero desde mi perspectiva como diseñadora UX/UI y especialista en branding, estos cambios nunca son arbitrarios.
En branding, lo sutil también comunica. Y cuando una marca global como Google modifica uno de sus elementos más reconocibles, suele haber una estrategia bien pensada detrás.
Puedes consultar las directrices oficiales en su Brand Resource Center, donde aparecen todos sus materiales gráficos de marca.
¿Por qué ahora? Un momento clave de transformación
Este cambio llega en un contexto muy concreto: Google está redefiniendo su lenguaje visual en plena expansión de la inteligencia artificial, con nuevos productos, interfaces más versátiles y una necesidad creciente de coherencia gráfica.
Bajo mi punto de vista, este tipo de ajustes son micro-evoluciones con macro-intención. La empresa no busca romper con lo familiar, sino transmitir modernidad y evolución sin generar ruido visual. Es un equilibrio muy buscado en sistemas de marca maduros.
Qué aporta este cambio desde UX y diseño visual
Desde el enfoque de experiencia de usuario, el nuevo degradado cumple una función más allá de lo estético. En mi análisis, estos son algunos de los beneficios concretos:
Mejor adaptación visual
El degradado responde bien tanto en modo claro como oscuro, lo que lo hace más versátil en contextos digitales actuales.
Profundidad y dinamismo
Este tipo de acabado aporta sensación de volumen y movimiento, incluso en elementos estáticos, sin necesidad de animación o complejidad gráfica.
Evolución sin ruptura
Lo más valioso desde UX es que permite actualizar la percepción del usuario sin generar desconexión con la marca. Conserva el reconocimiento, pero proyecta una imagen más actual.
¿Estamos ante una tendencia o una estrategia consolidada?
El uso de degradados ha regresado, pero no como en el pasado. Ya no hablamos de fondos saturados o efectos llamativos. El degradado actual es limpio, funcional y con propósito.
Marcas como Instagram, Spotify, Microsoft e incluso Adobe están apostando por esta técnica para transmitir tecnología, transición y flexibilidad visual. La incorporación de Google refuerza la idea de que ya no se trata solo de estética, sino de construir un relato visual más rico.
Desde mi punto de vista, el riesgo está en perder consistencia si se abusa del recurso sin un sistema que lo sustente. El reto, en cambio, es equilibrar expresión visual con sostenibilidad de marca.
¿Qué comunica esta nueva “G”? Mi lectura como diseñadora
Cuando analizo este tipo de decisiones, no lo hago desde la superficie visual, sino desde lo que representan. Para mí, este pequeño cambio en la “G” es una declaración de principios silenciosa:
“Seguimos siendo Google, pero evolucionamos junto con nuestros productos, tecnologías y usuarios.”
Es un cambio que, si bien parece mínimo, refresca la marca sin debilitarla, y eso en diseño siempre es un logro.

Diseñadora UX/UI y Especialista en Marketing Digital
Creando experiencias intuitivas y estrategias efectivas.